¿Qué es lo que hace que caigas siempre en el mismo lodo?
Será la costumbre, la cobardía, la ansiedad... Misterios que envuelven, llaves sin puertas, somnolencia, inconsciencia por nada. La vejez de los sueños truncos, tanto hielo acumulado.
Como en un letargo puedo ver que enseñan sin saber. Reo en la prisión de mil pasados.
Lo nuestro no es nuestro, el mensaje es para todos, lo que afecta, te expande y abre la conciencia.
Algún día el saber será un lugar mejor, y el espero de la gente ya no será el dolo. Y es el lodo nuestro tiempo, que viene embarrando hace mucho.
Toneladas que se van, se van a las tierras de los que te muestran la verdad, sólo un barco de la bondad de este nuevo líder que se mide con el mar.
Miro cada instante en la brisa de los árboles, vivo sola y espero con ansiedad...

martes, 8 de febrero de 2011

Otra noche en una barra, conversando con el vino. Ese amigo al que cuenta, la historia que ha sufrido.
Esa noche fue distinta, el sabor de las caricias, que ella regalo en un baile. Fue tan dulce y caprichoso, que inundó los seis sentidos del sediento visitante.
Como pudo aquella ingrata compartir aquél momento, de alegría y de lamento con el hombre de otra dama?
Entre las mil y una telas no vió ni un hilo de vida, solo una sonrisa quieta.
Se vio sola en esa cama que hace nada, dos ingenuos compartieron hasta la mañana.
Desde entonces siempre vuelve a esa barra, cada noche, donde llora y sonríe.
No consigue deshacerse de un recuerdo que le ahoga, le atormenta y le reprime.
Como pudo aquella ingrata compartir aquél momento, de alegría y de lamento con el hombre de otra dama?

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